Diana Ferrer (Rubio, Venezuela, 1991). Es artista plástico y fotógrafa. Lcda. En Geografía e historia (UPEL, 2014). Magister en “Orientación en la conducta” (CIPPSV, 2018). Egresada de la Escuela de artes plásticas "Valentín Hernández Useche" (2018). Diplomado en Arte rupestre (UNEFEM, 2017).
Por: Leonardo Bustamante
ljbr111280@gmail.com
Twitter: @lejebus
L.B. Una obra cobra mayor significación cuando conocemos a su creador. ¿Quién es Diana Ferrer y cuáles son las anécdotas de su infancia y juventud que indicaron que el camino era el de la dedicación al arte?
D.F.
Soy una mujer
venezolana, nací en un pueblo del Táchira llamado Rubio. Suramericana. Crecí
con mis padres, personas profundamente sensibles a la naturaleza. Viví en una
finca y mis días de infancia tomaron forma entre las plantas y los animales, lo
cual despertó en mí la sencillez ante la vida y un alto grado de inocencia que
desencadenó en conexión creativa y artística. Desde mis cinco años mamá decidió
guardar mis dibujos. Luego crecí, llegué a los ocho años empecé con inquietudes
respecto a la sociedad, a la vida. Era muy destacada a nivel académico así que
se abrieron varios caminos y afectos de mis profesores y compañeros. Llegué al
liceo e indagué sobre el arte. Practicaba con dibujos comerciales y figuras
antropomorfas para así desconectarme de lo cotidiano y poder ir más hacia lo
creativo. Vale acotar que en ese momento desconocía totalmente la academia, la
estética, entre otros aspectos. Seguí leyendo, buscando un más allá. Cumplí
quince años y por razones de mudanza debí iniciar mi vida lejos de mis padres.
Partí con su bendición y una maleta llena de metas por lograr. Como lo planeé,
logré graduarme a los 17 años de bachiller en ciencias en el Liceo “Pedro María
Morantes” en San Cristóbal. En unos meses la OPSU me asignó directamente en la
UPEL del Municipio Rubio. Allí continué mi formación académica y me convertí en
preparadora de mi facultad, específicamente en “Historia de las civilizaciones”.
Indagué y preparé diferentes recursos pedagógicos y académicos sobre los
pueblos antiguos y su arte. Entonces pude comprender con
mayor conciencia la
evolución, la esencia del ser humano: vi cómo el arte es siempre un canal de
comunicación y herencia. Esos años fueron de crecimiento personal y académico.
Pasaron cuatro años y medio llenos de matices, alegrías, experiencias, viajes y
afectos. En ese lapso inicié el estudio formal del arte. Esto lo hice en La Casa
de la Cultura de Rubio y si de anécdotas se trata hablaré de una profesora que
allí me dijo que no servía para el arte. Pasé días con esto en mi cabeza y
luego recordé que en primaria había creado una obra muy particular y me causó
revuelo en mi esencia. Así que ese recuerdo fue mayor que las palabras de
aquella profesora. Comprendí que debía insistir en mi meta, seguí adelante y llegué
a los cursos libres que ofrecía la Escuela de Artes Plásticas y Aplicadas “Valentín
Hernández Useche”, conocí a la profesora Rosaura, Maybe Hernández; los artistas
Héctor Baptista, Ricardo Vivas, Freddy Castro de la Galería Dalí, Humberto que
es un ceramista y todos ellos fueron excelentes guías de mi camino en ese
inicio, para después darle paso al profesor Henry, Walter y Rafael Sánchez; de
todos ellos fui aprendiendo lo que ofrecían según sus capacidades, y hoy les agradezco
haber estado allí en mi camino. Durante ese lapso de tiempo culminé mi carrera
en la UPEL. Me gradué como profesora con especialidad de Geografía e historia
en mayo del 2014. Continué mi camino, ingresé a la formación ya vocacional de
Arte Puro en la escuela anteriormente mencionada, y a la par decidí iniciar una
Maestría en el Centro de Investigaciones Siquiatricas, Sicológicas y
Sexológicas de Venezuela. Esos años para mí fueron ir desde la oscuridad hacia
la luz. Supe ver morir a la oruga para ver que le brotaran alas a esta
mariposa. Hice un reinicio como mujer, me convertí oficialmente en artista
plástico y Magister en Ciencias con mención en Orientación de la conducta, cuya
investigación se orientó hacia el arte-terapia como disciplina que fortalece la
autoestima en las mujeres, siendo esta una investigación que contribuyó a mi
vida. Confieso que ha sido un camino largo, lleno de aciertos y desaciertos. El
arte ha sido mi puerta para ingresar a una mayor conciencia.
“He pintado con los fluidos de mi vientre y algunos se muestran en contra de ello. Ese fue mi descubrimiento para sanar heridas ancestrales y emocionales que estaban encriptadas en mi ser de mujer”
Fotografía: de Ana Rojas (2017) |
Descubrí mucho, aprecié leyendas, conexiones, culturas. Ahora
procuro conectarme con la claridad ya sin máscaras, con la fuente para mirar la
realidad desde una óptica amorosa y resiliente. Para mí sencillamente la vida
está llena de alquimia. El arte es un proceso magnífico pues si lo admites te
lleva a la magia del despertar. Ayer mis padres germinaron en mí la sencillez
de lo natural y hoy todo ello se aflora en mis obras que muestran la
manifestación de un mundo desconocido, albergado en el inconsciente, lo
sensible; una danza entre lo real y lo imaginario, una mirada hacia lo
ancestral, a la historia, lo femenino.
L.B.
¿Cómo fue el
encuentro con los petroglifos y de qué modo se manifestó la necesidad de
elaborar una plástica a partir de estos?
D.F.
Ya los conocía desde
mi formación en historia pero no con la misma inquietud. Cuando escuché del
diplomado en Arte rupestre me dio mucha curiosidad, pues fusionaba la historia,
los pueblos y el arte. Decidí inscribirme y todo se dio de modo favorable. Las salidas
de campo eran magníficas, creo en la esencia que nos conecta y precisamente el
viaje al Yaure, en el Estado Barinas, la Puerta del Sol, me marcó con su
misterio. Fue un viaje inolvidable: solo quien está allí puede sentir en su
piel y en todo su ser esa magia que te habla a través de la naturaleza. Así que
empecé con ellos y la admiración por los glifos femeninos, la cosmovisión ancestral.
Un día tomé mis fluidos, pinté un glifo y así empezó este camino.
"El uvito" / serie 'glifos' / Acrílico. 50x70cm |
L.B. ¿Cómo fue el proceso de selección de los colores, organización elementos y composición de sus obras que sugieren lo ancestral?
D.F. Los colores eso solo lo sientes, es
conexión que emana sencillamente está ahí adentro, solo esperando un sentir
coherente para brotar. Asumo que los capté en cada petroglifo, en la naturaleza,
en las vivencias de cada encuentro. La organización fue hacer los calcos con
cuidado, registrar fecha, lugar, hora, todo de modo riguroso como las
investigaciones lo ameritan. Luego empleé medios para pasarlo al lienzo,
procurando respetar lo fidedigno del glifo, con la intención de destacar los
surcos, lo ancho, las curvas, la simbología, y lejos de convertirlo en copias,
lo que procuro es invitar a reconocer lo valioso de este legado, promoviendo
además una enseñanza pedagógica de la historia, saliendo de cuatro paredes hacia
el campo, partiendo así por nuestra historia regional.
L.B. Tu obra llamada “El parto”
resulta particularmente impactante, ¿Cuál fue el contexto de su producción
y qué deseas que el espectador experimente al hallarse ante esta?
D.F. El parto es mi obra favorita. Cuando la
inicié solo sentí fondear el lienzo con movimiento. Hice círculos concéntricos
con texturas que activan el sentido del tacto. Luego todo se fue dando. El arte
para mí es así, te eleva y sale de mí la creación. Procuro no percibir nada de
nadie ni imponerles lo que deben sentir y opinar. El ser humano responde a
muchos factores pero si de desear se trata sencillamente deseo que su ser interno
mire con sabiduría la magia de la mujer, de su encuentro con el hombre, de los
hijos como resultado de ese cincuenta por ciento dado por cada progenitor para
procurar un cien por ciento. Ese que a su vez tiene una historia llena de
penumbra o de luz según como decida vivirlo. Hay partos de todo tipo no solo de
ese que allí se ve, sino también las ideas, las metas, los cambios, todo lo
resumo en una mirada desde la admiración y el agradecimiento de lo heredado que
hoy ha llegado hasta nosotros enhorabuena.
L.B. ¿Cuál es el mensaje que
deseas comunicar a través del arte?
D.F. Apuesto por generar inquietud, interrogantes,
cuestionamientos propios y colectivos que comuniquen lo positivo, reflexivo y
la importancia de cambiar ser flexibles sinceros y cada día crear nuestra mejor
versión de sí mismos para tener sociedades más humanas en lo que el sentido
amplio de la palabra refiere.
L.B. Los ancestros tuvieron
dioses ¿qué opinión puedes dar sobre ese más allá que perseguimos los seres
humanos?
D.F. En mi caso no persigo nada más allá, pues
solo soy este ahora. Los ancestros eran sabios y estaban desde mi punto de
vista conectados con la fuente. Valido sus modos de vida y cosmovisión tan
interesante. Yo soy una mujer que va reconsiderando sus ideas cada cierto
tiempo. En este momento te digo que para mí el más allá es, sencillamente, la liberación
del cuerpo para ascender en consciencia.
L.B. ¿Cuáles proyectos artísticos a futuro
piensas desarrollar y bajo cuáles expresiones o enfoques?
D.F. Tengo un proyecto cercano el enfoque es
por supuesto contribuir de modo positivo bajo el auto-conocimiento y la conexión
mediante la sana expresión emocional a través de obras creadas en diferentes
técnicas y materiales.
¡Muchas gracias! por tu tiempo y apoyo. Éxitos
ResponderEliminarGracias por visibilizar la memoria y restituir la condición de lo femenino
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