lunes, 12 de noviembre de 2018

Taller de estudio y producción de cuentos urbanos (Enero 2019)



A quien va dirigido
Adolescentes a partir de 12 años, jóvenes y adultos
Objetivo general 
Promover la escritura de textos narrativos sobre la ciudad
Objetivos específicos
-    -Identificar los elementos estructurales de un cuento así como el motivo, ritmo, intensidad y factor sorpresa.
-    -Generar procesos de interacción como comunidad lectora digital a través de entornos web, redes sociales y de intercambio.
-  -Diseñar un proyecto de escritura de un cuento urbano que podrá ser publicado en la revista “Laboratorio de escritura” (https://issuu.com/leonardobustamante9), dedicada al estudio y producción de la ficción escrita.

Modalidad
Semi-presencial (6 horas presenciales, 10 horas en línea)

Metodología
A través de procesos de lectura cooperativa (también denominada solidaria) y de escritura recursiva (aquella que reflexiona sobre sí misma y se permite correcciones progresivas) y empleando plataformas web 2.0 (Blogger), de redes y de mensajería, (Whatsapp, Telegram, Youtube y SoundCloud) practicaremos la lectura solidaria y la escritura cooperativa con el propósito de acompañar un proyecto de escritura de cuento que narre la belleza, caos, enigma, nostalgia, aventura, misterio, vivencias o algún acontecimiento personal sucedido en un contexto urbano, sea de la ciudad de San Cristóbal u otra según la experiencia del autor.   

La inscripción y selección de los participantes
Quien esté interesado en participar puede registrar sus datos a través de: https://goo.gl/forms/nVGPdF07CJmaAUBe2 posteriormente la fundación le enviará información específica sobre el aporte monetario e información adicional. Cubierta la cantidad de 15 participantes inscritos, los restantes estarán en lista de espera y serán convocados según orden de inscripción en caso de que los primeros inscritos se retire(n).

domingo, 11 de noviembre de 2018

Talleres, interview: "A voz alzada", nov2018



En este segmento Leonardo Bustamante, comparte con Lisset Gamboa, docente de la Institución José Antonio Abreu y el joven escritor / autor Leonel Camacho, y conversan con relación a sus experiencias en el desarrollo de talleres, no sólo en la promoción de la lectura, sino también de la escritura. San Cristóbal/Táchira/Venezuela

sábado, 10 de noviembre de 2018

"Laboratorio de escritura" Nº 03


Alcoholismo y auto-mutilación, sensualidad femenina que emerge de la noche en una comunidad asediada por la peste, exploraciones psicológicas y prácticas para-clínicas que abren portales hacia lo desconocido, operaciones conscientes que se entremezclan con  los sueños, despertar abrupto en un laboratorio y ser un objeto de inexplicables experimentos, o el miedo a la guerra y la búsqueda ilusoria de resguardo, configuran los  espacios narrativos de la presente edición.




martes, 6 de noviembre de 2018

Escritura al alcance de todos

Resultado de imagen para la muerte del autor barthes

En la actualidad, es común la tendencia de asociar la obra al autor. Sin embargo no en todas las épocas ha resultado igual. En “La muerte del autor” (1968) el semiólogo Roland Barthes explica como en las sociedades primigenias los textos eran producciones sociales y solo contaban con mediadores adiestrados para transmitirlos oralmente. La superación de la Edad Media, la confianza puesta en el individuo otorgada por la Reforma e impulsada por el empirismo inglés dieron forma a lo que en nuestros días se conoce como “autor”. Pero eso que en la antigüedad clásica se denominó “escritor” y que la Modernidad sustituyó con el nombre de “autor”, se diluye en la medida en que las sociedades participan ampliamente en la cultura escrita. Es el signo el principal comunicante en la escritura, concluye Barthes. La disolución del autor es tal en nuestros días que Cassany explica aspectos complejos de la escritura a partir de un individuo alfabetizado cualquiera:


Cabe decir que (...) utilizo el término escritor con un significado un tanto distinto del habitual. En la vida corriente, cuando decimos es un buen/mal escritor nos referimos exclusivamente a un poeta, un novelista o un literato. En cambio, cuando en este estudio aparece el concepto de un escritor competente/bloqueado me refiero siempre a un individuo alfabetizado cualquiera, que es más o menos competente en las situaciones de comunicación escrita más usuales: correspondencia, notas, agenda, instancias, apuntes, resúmenes, ocasionales ejercicios de creación (dedicatorias, felicitaciones, diario personal o — ¿por qué no?— pequeños poemas y cuentos). (Cassany, 1987, pág. 12).

No cabe duda que el amplio margen de alfabetización de las sociedades actuales resignifica el uso de la escritura. Junto a este fenómeno de democratización, el cine y la música literaturizan la cotidianidad a través de la intertextualidad y la re-escritura. Ya la literatura no solo está contenida dentro de los márgenes del canon, sino diseminada mediante la cultura del entretenimiento, explica Jean Marie Schaeffer (2013) en “Para una ecología de los estudios literarios” (2013, pág. 18).

Escribir hoy, independientemente del propósito, consiste en conocer el código, identificar los elementos de la tipología del texto sobre el que se escribe y aplicar estratégicamente habilidades (planeación, redacción, modificación y edición) y concebir al lector, teniendo claro lo que se desea que este realizará con el texto.

domingo, 4 de noviembre de 2018

El adiós de quienes se quedan

Cuando una nación entra en crisis, las casas se ensanchan, como si despertaran del largo  bostezo de viejas comodidades. Los que decidimos quedarnos nos sorprendemos preguntando a las paredes, interrogando a los mosaicos, impávidos frente al carro sin repuestos, escuchando ecos que provienen del fondo de la despensa. La soledad tiene un sonido difícilmente audible y entonces hay que esforzarse por asir la casa y entender.
Pero la cuestión se complica todavía más cuando descubres que, estando dentro de ella, traes otra casa por dentro. 
Hace semanas decidí invertir la función de las dos habitaciones de la mía: cambiar la que sirve de mini-taller y depósito por la que uso para descansar. Pues resulta que la dispuesta como taller y guardajo de objetos era la más espaciosa y de no haber hecho este cambio ni siquiera lo habría notado. Como consecuencia de este viraje ahora podré dormir "a mis anchas", como dicen los de mi terruño.
Claro que desalojarla significó una difícil tarea: viejos objetos, herramientas de mano, maderas, papeles, telas, fibras, una vieja máquina de costura que mi madre me entregó cuando la gracia de sus ojos comenzó a opacarse. El polvo, una vez extraído dio paso a un piso de mosaicos brillantes, coloridos, y hasta dos sillas y una mesa quedaron frente a mi nueva cama, y el espejo que generoso me ha prestado la función de perchero y que ofensivo me arroja la figura de un cuerpo enflaquecido.
Por alguna razón de tipo ascético decidí poner el gran colchón ortopédico de la cama matrimonial en el suelo, sobre sus tablas, prescindiendo de la armazón de madera que conforma la pesada cama. Llevaba días pensando que en efecto he logrado un viejo sueño de mi juventud: vivir como un abandonado anacoreta, liviano para que la vida no pese, ligero para andar adonde la brisa quiera llevarme, liberado de toda forma de autoridad y de poder, pero con la búsqueda de las palabras que quiebran a las palabras para reinventar el lenguaje y entonces convencerme de que es posible dejar algo cierto a la humanidad.
Al sentarme en uno de los muebles y evaluar, desde la contemplación, la cualidad del espacio, la otra casa, la más inmanente, a la que llamo "cuerpo", esta pidió un inusitado cambio. Tomé el teléfono celular y ubiqué el contacto de "ella", la que me dio más olvido del que ya me sobra, porque ha sido suficiente el olvido de mí. Presioné la tecla "borrar contacto".
La tarde cedió a un crepitar de lluvia que cantaron surcos de agua y de piedritas, similar al sonido de instrumentos ancestrales, todo eso en las amplias habitaciones de la vida.